Abro este espacio para compartir. Lo obro como un
paquete de galletitas dulces surtidas. Y esto es así por varios motivos:
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El primero esta íntegramente relacionado con la
línea inicial, cuando uno no desea compartir se compra un alfajor.
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Segundo porque funciona como la caja de bombones de
Forrest Gump, aquí uno tampoco
sabe con exactitud qué le va a tocar. Y además es más barato, podría decirse
que el Surtido Bagley es
la caja de bombones del subdesarrollo.
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Y finalmente, porque es necesario para mí dejar
registro de mis últimas impresiones. Esta realidad se me presenta hoy plena de
contenido y deseo dejar sentado en algún lugar la bitácora de este viaje. La
relación entre esto y las galletitas es que algunos aspectos de la realidad se
parecen a las rellenas del paquete, que son siempre las primeras en acabarse.
Mientras que existen otros aspectos comparables con aquellas galletas de
vainilla que saludan desde el fondo y raspan la garganta o se pegan en
las muelas. Pero uno se las come igual, que joder.